sábado, 4 de septiembre de 2010

El aroma de Le Pain Quotidien

Seguro que cuando Alain Coumont abrió su primer Le Pain Quotidien en Bruselas en 1990 no podía adivinar que sería un caso de éxito en Europa y en otros continentes.
La historia del fundador de esta panadería-restaurante es un ejemplo de cómo el espíritu emprendedor y la casualidad dan lugar a una fórmula con gran atractivo para muchos amantes del pan y los locales con encanto. Su pequeña panadería, la mesa comunal y su tienda de productos orgánicos son parte de la identidad de los restaurantes que ya tiene repartidos por medio mundo.


Fotos de Raúl García Peñalver
Resulta que Alain, convertido ya en un exitoso chef, no conseguía encontrar un pan que fuera de su agrado para su restaurante en Bruselas, fue entonces cuando decide elaborarlo él mismo. Pero ahí no queda la cosa, al comprobar la estupenda aceptación de sus panes, elaborados con “algo tan simple como harina, agua y sal” , decide abrir una pequeña panadería en su restaurante, panadería que ahora tienen todos los Le Pain Quotidien.

Foto Raúl García Peñalver


La idea de instalar una mesa comunal en sus locales es también fruto de la casualidad, la primera que instala la encuentra en un mercadillo y la acopla en su local sin imaginar que a sus clientes les gustara tanto ocuparla a la hora del desayuno o la comida. Yo también soy fan de la mesa comunal, algo que descubrí en un restaurante de Budapest y que a un español le parece de lo más raro, pero después le encuentras su lado original y divertido.

Foto Raúl García Peñalver

Foto Raúl García Peñalver

¿Qué me gusta de Le Pain Quotidien?, el calor y aspecto entrañable de sus locales, donde predomina esencialmente la madera; su pan, del que podéis encontrar una interesante variedad preparados con trigo, centeno y otros granos ecológicos, semillas, nueces, pasas o aceitunas. Pero sobre todo, aunque también se pude comer o cenar, a mí me encantan sus desayunos.

Foto Raúl García Peñalver

El desayuno en Le Pain Quotidien significa para mí tomar el auténtico Croissant elaborado con mantequilla, unos deliciosos Brioches o un Pain ou Chocolat (Napolitanas de Chocolate) de esos que te recuerdan a Paris. También es fantástica la cestita con una selección de panes para acompañar con las mermeladas y pralinés de chocolate belga o aceite de oliva que esperan en cada una de las mesas de Le Pain Quotidien. Pero hay otra cosa que me chifla y es su café servido en tazón, algo que también puede chocar a un español, acostumbrado a su taza de todas las mañanas, pero que a mi me parece de lo más chic, y, según me contaban en Le Pain Quotidian, en el frío norte de Europa tiene también su sentido práctico, ya que mientras desayunas también te calientas las manos!!


Foto Raúl García Peñalver

Las fotos que estáis viendo pertenecen al primer Le Pain Quotidien que abrió en Madrid, en la calle Fuencarral, pero ya cuenta con cinco y uno más que abrirá en otoño en la madrileña calle de Serrano. Si podéis, daros un homenaje con amigos o con vuestra familia, será como estar en casa, Le Pain Quotidien tiene una atmósfera tan cálida y cercana que os hará repetir.

Le Pain Quotidien, C/ Fuencarral, 95 (Madrid)

3 comentarios:

  1. Sencillamente me encanta tu blog, porque coincidimos muchísimo en gustos. Tus reportajes son deliciosos y siempre me dan ganas de irme corriendo a todos los sitios que recomiendas. Uno de mis planes de la semana que viene es ir a desayunar a Le Pain Quotidien : )

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  2. Gracias Marta por tu comentario, no dudes en recomendarme alguno de tus sitios favoritos para que pueda conocerlos yo también!! un abrazo,
    María

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  3. Hola Maria, como siempre, sensacional. Tendré que ir a conocerlo.

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