domingo, 19 de septiembre de 2010

Un pequeño restaurante a color

Tenía muchas ganas de compartir con vosotros este post, no sólo porque con ello me parece saborear un poco más el verano, sino porque me hacía ilusión hablaros de uno de los lugares más coloristas que he visto.


En la ciudad francesa de Avignon el mes de julio es uno de los más alegres y vitalistas. El Festival de Teatro que se celebra en sus calles, plazas, colegios, cafés y en el Palacio de los Papas, contribuye en gran medida a crear un ambiente de lo más animado en la ciudad, extendiendo este particular bullicio a sus restaurantes, cafés y heladerías, muchos de ellos con terrazas en al calle. Sin embargo, en este bonito lugar de la Provenza también es posible “perderse” en pleno centro para encontrar algún pequeño restaurante con encanto que ofrezca algo de calma y una atmósfera alejada de los estándares turísticos, y eso es lo que encontré en La Brocantine.



La Brocantine es un adorable, tranquilo y pequeño restaurante a todo color. Los manteles de sus mesas, en cuadros de Vichy, y sus guirnaldas de tela dan un colorido al lugar que durante un momento no haces más que fijarte en ello. La propietaria de La Brocantine, Anne Tisseur, me pareció una mujer algo tímida pero enormemente detallista. En sus mesas se pueden encontrar latas antiguas donde se guardan las cucharillas para el postre o los terrones de azúcar. Además, si vais con niños, será muy factible que Anne os traiga una cajita de madera llena de pinturas y rotuladores para que los más pequeños puedan pintar mientras hojeáis la carta.



Para mí La Brocantine supuso más un lugar agradable y lleno de encanto en el que descansar y reponer fuerzas que un gran descubrimiento gastronómico, aunque he de deciros que su carta, aunque escueta y más bien básica, me pareció correcta en calidad y precio.

Si tuviera que recomendar algo, quizás destacaría sus ensaladas, un plato esencial para combatir el caluroso verano provenzal. Aquí te las preparan de tal forma que en lugar de tomar una ensalada parece que estás tomando un plato con distintos entrantes: melón de Cavaillon, mozzarella sobre rodajitas de tomate o tartine de berenjena con queso gorgonzola, por ejemplo.



En La Brocantine, cuyo nombre además proviene de “Brocante” y “Cantina” podéis comprar distintos objetos de segunda mano, como tazas, jarritas, teteras o incluso cuadros. En fin, un lugar donde disfrutar de un “delicioso momento” y practicar también algo de “shopping”.


La Brocantine. 7, rue Mazan, Avignon

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